La dieta equilibrada que sea mediterránea y ecológica

   Una dieta equilibrada es aquella que proporciona a nuestro cuerpo todo lo que necesita para mantener la salud, permitiendo realizar todas las actividades cotidianas y prevenir enfermedades.
   Una de las dietas más equilibradas es la mediterránea. Aunque son mediterráneos países con hábitos alimentarios tan diversos como España, Italia, Grecia, Túnez, Egipto, Libia o Marruecos, su alimentación posee elementos comunes como el aceite de oliva, el trigo, las uvas, las verduras, el pescado o el pan, que son los que confieren a esta dieta todas sus ventajas y su merecida fama de saludable.


El aceite de oliva
El aceite de oliva es la grasa típica de la dieta mediterránea y uno de los ingredientes que la hacen más saludable. Prestigiosos estudios han demostrado que este tipo de aceite protege al sistema cardiovascular, y ésta es una de las causas por las que en nuestro país, al igual que en otros países mediterráneos, la incidencia de infarto y problemas similares es menor que en países que utilizan básicamente grasas animales o mantequillas. Además, el aceite de oliva regula el nivel de colesterol y es el más recomendable para las frituras.


El pescado
Otra ventaja de la dieta mediterránea es su notable contenido en pescado. Este es un alimento con un alto contenido protéico y una tasa de grasas mucho más baja que la carne.
Además, se ha demostrado que el pescado azul tiene grasas beneficiosas para el organismo. La verdadera dieta mediterránea incluye el pescado de forma habitual y un consumo de carne muy moderado, muy al contrario de otros países en que le consumo de carne es abundante y el de pescado es esporádico.


Las frutas y verduras
La abundancia de frutas y verduras es otra de las virtudes de la dieta mediterránea. Este tipo de alimento es la principal fuente de vitamianas B y C y provitamina A de la dieta, de probados efectos antioxidantes y un cierto efecto protector frente a enfermedades como el cáncer. Su excelente aporte de fibra evita patologías tan habituales como el estreñimiento, la diverticulosis o el cáncer de colon. La fruta ha sido desde siempre el postre por excelencia en este tipo de dieta y tiene amplias ventajas frente a los pastelitos o quesos graso que se toman  como postre en otros países: aporta menos energía, tiene un mayor efecto saciante y ayuda a no absorber parte del colesterol de la propia dieta.


Las legumbres
Son también un ingrediente habitual. A pesar de que actualmente etán un tanto desprestigiadas, no se puede olvidadar que son una magnífica fuente de proteínas vegetales, minerales y fibra, y, por supuesto, no tienen colesterol. Es más, parece que su consumo ayuda a regular los niveles de colesterol e incluso los de glucosa,por lo que es un alimento muy apropiado para los diabéticos. En cuanto a su mala fama de "engordantes", hay que recordar que todos los alimentos engordan en mayor o menor medida, y que la energía que aportan 100 g de lentejas no es muy distinta a la que aportan 100 g de arroz blanco.


El vino
Por último, recordar que el vino ha sido siempre la bebida alcohólica propia de los países mediterráneos y que consumido con moderación, tiene sus ventajas frente a las bebidas
típicas de países anglosajones. Prestigiosos estudios han demostrado que el vino en pequeñas dosis tiene beneficiosos efectos para el ogranismo y que puede ser un efectivo protector del sistema cardiovascular.


   

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