Una alimentación ecológica adecuada para cada edad

Aunque una dieta es básicamente similar para todas las edades, hay diferencias y particularidades propias de cada etapa de la vida. paralelamente a los cambios que nuestro cuerpo va experimentando con los años, también van cambiando nuestras necesidades nutricionales. 
  
   La dieta escolar
   Se considera que la etapa escolar va desde los 3 años hasta la preadolescencia, y es durante esos años cuando se empezarán a instaurar los futuros hábitos dietéticos. La estructura de la dieta será similar a la del adulto pero con las cantidades de los alimentos protéicos, como la carne o el pescado, algo menores. Lo mismo puede decirse de los farináceos o las verduras. Debe intentarse, pues, que las verduras y el pescado estén presentes en la dieta.


                                                                          La dieta del adolescente
   Ésta es una de las etapas de la vida en que la dieta debe ser más energética. Los adolescentes requieren, para cubrir los cambios físicos de su organismo y su intensa actividad física e intelectual, una dieta más calórica que la de sus padres y hermanos menores. Un adolescente necesitará unas 3-4 raciones de lácteos, una dosis alta de alimentos protéicos y el máximo número de raciones de farináceos. A estas edades es frecuente la ingesta de comida rápida, por lo que en casa la comida deber ser equilibrada.


La dieta del adulto
   Es la que se ha descrito e las páginas dedicadas a la dieta equilibrada, pero teniendo en
cuenta que los varones necesitan un aporte energético superior al de las mujeres, y que la energía diaria que requiere una persona depende de su altura,peso y actividad física. No hay que olvidar que en la edad adulta empieza a existir riesgo de cardiopatías, hipertensión, etcl, por lo que es necesario que ladieta sea sana con abundantes alimentos frescos.



                                                                           La dieta de la embarazada
   La embarazada no ha de comer por dos, como se creía antes, pero sí debe cubrir sus necesidades nutricionales y las del feto. La dieta de la embarazada ha de ser similar a la del adulto pero con unas 3-4 raciones de lácteos, dosis máximas de alimentos proteicos, un buen aporte de vegetales y frutas y, sobre todo, con una energía controlada. El incremento de calorías que se aconseja para la embarazada es de unas 250-300 kcal/día a partir del segundo trimestre, lo cual no tiene nada que ver con comer el doble. 
   Es recomendable que el aumento de peso en todo el embarazo no supere los 12-14 kg, por lo que los alimentos muy energéticos, como la pastelería, los guisos o las salsas deben tomarse con mucha precaución.


La dieta de la madre lactante

   Con la lactancia las necesidades  nutricionales aumentan y se requiere un aumento energético de unas 500 kcal/día. De hecho uno de los comentarios más frecuentes de las madres lactantes es su desmesurado apetito: la lactante "fabrica" diariamente a partir de sus reservas una cantidad notable de leche y esto tiene su coste nutritivo. Por ello, debe ingerir unas 4 raciones de lácteos y líquidos en cantidades suficientes. El aporte de alimentos proteicos debe estar también asegurado. Asimismo será aconsejable que su dieta no contenga alimentos que puedan incidir sobre el sabor de la leche:los espárragos, las espinacas o el café son algunos de ellos.



La dieta de la tercera edad
   El envejecimiento es un proceso lento, progresivo, y muy variable de una persona a otra, por lo que en las necesidades nutricionales habrá también muchas diferencias. En general, a partir de la madurez, todas las personas van sufriendo cambios como la pérdida de masa magra del cuerpo, un aumento de la masa grasa o cierta disminución de la capacidad digestiva. 
   Con la edad, suele haber una mayor incidencia de enfermedades como la diabetes, la hipertensión, los problemas osteoarticulares, los procesos arterioscleróticos, etc. Por todo ello, es recomendable que se siga la misma estructura de la dieta equilibrada del adulto, pero controlando la energía, tomando alimentos con cocciones sencillas, evitando platos indigestos o demasiado manipulados y limitando la ingesta de sal, azúcar y grasas saturadas.

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