El cuidado de la sandía

   La sandía procede del trópico africano, de ahí que le guste el calor en la tierra y no le vaya bien el acolchado con paja, sino  compost. Para no tener problemas y lograr frutos sabrosos habremos elegido una variedad local y preparado la tierra echando una buena cantidad de compost o estiércol bien hecho. Los riegos al inicio habrán sido someros para que enraíce, pero ahora serán más frecuentes y prolongados de manera que la tierra esté siempre fresca pero no encharcada y sobre todo nunca mojarle las hojas.

   Con estos cuidados será limitados los problemas de hongos como el fusarium y verticilum (la planta parece seca, como si le faltara agua, y muere). Para el oidio (Ceniza blanca que aparece sobre las hojas y tallos nuevos) el remedio es aplicar azufre en polvo espolvoreado en todas las hojas.

   En veranos lluviosos o húmedos. como puede ser este o bien con riegos inadecuados puede aparecer el mildiu (cangrena), que se previene aplicando extractos de plantas como la cola de caballo o bien preparados comerciales de cobre, este último con las limitaciones que indica el Reglamento de agricultura ecológica.


   A la hora de recolectar, para distinguir cuando está madura la sandía miremos la parte que toca a la tierra. Antes estaba blanca y ahora deberá ser casi amarilla; los zarcillos y dos pequeñas hojas junto al fruto se habrán secado y al golpear con los nudillos o darle una palmada, el sonido de la fruta madura es inconfundible. Hay que ensayar
    

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