Volver, y
devolver la vida
Al campo
Trecientos
millones de pájaros han desaparecido del agro europeo desde 1980. Es la cifra
que aportó la Ligue Pour Protectión des Oiseaux (LPO) el pasado julio, e una
conferencia organizada por la Comisión Europea para debatir la futura PAC (Política
Agrícola Común). La Sociedad Española de Ornitología (SEO), miembro de la red
internacional BirdLife, que con miles de voluntarios hace el recuento y
seguimiento de la fauna silvestre, certifica por ejemplo que son raras las
calandrias, que se pueden avistar en el
campo, cuando antes era habitual escuchar su canto; hemos perdido un 20% de las
golondrinas, lo que se traduce en tres millones menos de golondrinas comiendo
insectos que hace 6 años, y 8 millones menos de gorriones. Y si hablamos del
sisón, la población se ha visto reducida en un 40% y la de alcaudón real, buen
comedor de insectos incluso de ratones, en un 60 %. Otras especies que también
nos acompañaban de forma habitual como la tarabilla común, la collalba rubia o
el cernícalo vulgar, están ya situadas en niveles de riesgo de desaparición
similares el águila imperial. Los causantes somos los humanos, en primer lugar
porque hemos dejado el campo despoblado. No hay pastores, porque el ganado
permanece estabulado de forma antinatural, y se ha roto una cadena trófica
vital. Además, se ha ocupado su hábitat con urbanizaciones, pantanos, viales,
etc. Y lo han contaminado con plaguicidas, herbicidas y otros tóxicos. Es la
primavera silenciosa que describió la científica y ecologista Rachel Carson
hace 50 años… y es el resultado de las políticas que han pretendido hacer del
campo una industria, lo cual ha degenerado en contaminación pero también en
despoblamiento del mundo rural con los daños y mermas que ahora evaluamos.
Ante la próxima renovación de la PAC la
SEO/Bird life ha recogido la petición de la LPO y ha hecho algunas propuestas a
la Unión Europea, entre ellas pagar a quien lo hace bien, es decir, pagos
directos a los agricultores que además de unas buenas prácticas de base hacen
una gestión respetuosa con su entorno. Y así lo hace, y muy bien, la
agricultura ecológica. Como lo reconoció la ONU en octubre, en su “39 Encuentro
del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial” celebrado en Roma. En el documento
final se recomienda a los estados, a las organizaciones internacionales
y
regionales y a todas las demás
partes interesadas, que entre otras mediadas adopten la agricultura ecológica
hacia “un enfoque ecosistémico de la ordenación de la agricultura a fin de
lograr una agricultura perdurable y reconoce la importancia de otra clave de la
agroecología: “la diversificación de los agroecosistemas y la retención de
carbono en la tierra”.
Si el monocultivo despobló los campos y los pueblos,
con la agricultura ecológica se anima a que regrese la vida. Vuelven los
ganados a los campos, vuelve la juventud de la mano de los agricultores y
agricultoras experimentados, vuelve la
cultura y economía saneada en el medio rural Dos sencillas muestras, en
Cataluña, los inscritos en la Seguridad Social agraria han aumentado un 2´92%.
En parte por la crisis de otros sectores, pero también gracias a la agricultura
ecológica, donde el número de operadores ha aumentado un 17%, y con ellos la
superficie inscrita y el número de pequeñas y medianas empresas transformadoras
–que en diez años han pasado de 200 a ser 700- con todo el
beneficio económico que reportará y que hasta ahora se lo llevaban otros países
centroeuropeos. El segundo ejemplo nos lo da un sindicato agrario EHNE, que ha
cuantificado este año en 130 los jóvenes que han asistido a cursos
preparatorios y están dispuestos a hacer agricultura ecológica. Más hombres y
mujeres que aplicarán la agroecología en sus vidas y en el paisaje, con una actividad
que genera alimentos de calidad, pequeña y mediana industria elaboradora, una
nueva vida social en los pueblos, menos transportes, más lugares donde las aves
tendrán dónde ir y dónde cantar.
Fuente: La fertilidad en la
Tierra. nº 51
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